CRUCERO DE LA CHATARRA RODANT

Autor: FITZGERALD, F. SCOTT

Sección: NARRATIVA - Novela a catalogar

CRUCERO DE LA CHATARRA RODANT

CRUCERO DE LA CHATARRA RODANT

7,21€ IVA INCLUIDO

Editorial:
QUINTETO
Publicación:
01/12/1990
Colección:
Panorama de narrativ
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NO DISPONIBLE

Sinopsis

Escrito en 1922, durante la época dorada de Scott Fitzgerald, El crucero de la Chatarra Rodante es una de esas «obras menores» en las que suenan las notas más felices de un autor. Tres son los personajes de este libro: un hombre, una mujer y un automóvil. Él es Francis Scott Fitzgerald, un escritor de talento cuya primera novela, A …

Escrito en 1922, durante la época dorada de Scott Fitzgerald, El crucero de la Chatarra Rodante es una de esas «obras menores» en las que suenan las notas más felices de un autor.

Tres son los personajes de este libro: un hombre, una mujer y un automóvil. Él es Francis Scott Fitzgerald, un escritor de talento cuya primera novela, A este lado del paraíso, acaba de convertirse en un bestseller. Ella es Zelda, su joven esposa, una flapper encantadora e imprevisible, con melena corta y pantalones de golf. Y el automóvil auténtico protagonista del relato es un viejo coupé deportivo de la marca Expenso, un Marmon 1917 de segunda mano al que sus dueños, por razones que al lector se le harán obvias, llaman la Chatarra Rodante.

Una mañana de julio de 1920, los tres parten desde Wesport, Connecticut, rumbo a Montgomery, en el estado sureño de Alabama, donde viven los padres de Zelda. Se inicia así una descabellada travesía a lo largo de toda la Costa Este en la que, entre numerosos incidentes, averías, reventones, carreteras inundadas y hoteleros recalcitrantes, Zelda y Scott se lanzan a recorrer, al traqueteante ritmo de su Expenso, los casi dos mil kilómetros que los separan de la ciudad en que se conocieron.

Escrito en 1922, durante la época dorada de Scott Fitzgerald, El crucero de la Chatarra Rodante es una de esas «obras menores» en las que suenan las notas más felices de un autor. Peregrinaje sentimental a la vez que documento de una época, el relato es todo un compendio de mitos americanos la carretera, el automóvil, el viaje en su versión más yankee, el choque entre ciudad y provincia, entre el Norte y el Sur y anticipa modernísimamente algunos rasgos de la aventura «en el camino» que décadas más tarde haría suya la generación beat, con Kerouac al frente.

Escrito en un estilo «humorístico de punta a cabo», El crucero de la Chatarra Rodante parti

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CRUCERO DE LA CHATARRA RODANT

Editorial:
QUINTETO
Fecha Publicación:
Formato:
Normal tapa blanda (libros)
ISBN:
978-84-339-1128-5
EAN:
9788433911285
Nº páginas:
120
Colección:
Panorama de narrativ
Lengua:
ESPAÑOL
Alto:
20 mm
Ancho:
13 mm
Sección:
NARRATIVA
Sub-Sección:
Novela a catalogar

Francis Scott Fitzgerald (1896, St. Paul, Minnesota-1940, Hollywood, California) creó uno de los mitos de la literatura del siglo XX, el gran Gatsby, y contribuyó de un modo fundamental a la invención de su época. Su primera novela, A este lado del paraíso (1920), narró la educación sentimental de su generación, y sus cuentos inventaron la Edad del Jazz y configuraron las emociones y la imaginería de los años veinte. Hermosos y malditos (1922) adivinó el fin de la fiesta inagotable («la mayor orgía de la historia», según el propio Fitzgerald) y lo preparó para escribir El gran Gatsby (1925). Pasó por Hollywood, a la busca de dinero en el nuevo paraíso cinematográfico, y fracasó. La Depresión económica de 1929 la vivió como depresión y quiebra personal: Suave es la noche (1934), su cuarta novela, volvió a demostrar la extraordinaria capacidad de Fitzgerald para sentir y contar la compenetración indisoluble entre los grandes hechos históricos y la historia íntima de los individuos. En diciembre de 1933 su mujer, Zelda Sayre, había sido internada en una clínica psiquiá­trica. En 1937 Fitzgerald volvió a Hollywood como guionista. Su nombre sólo aparecería en los créditos de una película sonora: Tres camaradas, y por bebedor fue despedido de su último trabajo en Holly­wood, donde murió de un ataque al corazón. Su novela final, inacabada, El último magnate, hablaba de la desilusión de Hollywood. T. S. Eliot había juzgado así El gran Gatsby: «Me parece el primer paso que da la ficción americana desde Henry James.»

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